Un hombre recién jubilado, en búsqueda de un nuevo propósito vital, le pidió a su hijo que le enseñara informática.
“Esto ya no es para ti. No te vas a enterar de nada; sería una pérdida de tiempo para los dos”, vino a responderle su hijo.
Así comienza una historia real de justicia poética, que me contó en persona su propio protagonista, y que sin duda merece ser compartida.